Carrera Militar (CME18)
La Ley de Tropa y Marinería y la Ley de la carrera militar han sido dos leyes desastrosas para los intereses profesionales de los militares. Las dos se realizaron deprisa y corriendo debido a dos urgencias: desaparición del servicio militar y aplicación del tratado de Bolonia. Con un año de separación ambas leyes, queda clara la intencionalidad de no “meter en el mismo saco” a la Tropa y Marinería proveniente de un sistema aún no profesionalizado en términos absolutos, con los militares que siempre se habían considerado de carrera.
La mayor parte de los problemas relacionados con los compromisos, la promoción y los ascensos están originados por los desarrollos de estas leyes. No haber integrado a la Tropa y Marinería en una ley de carrera origina una discontinuidad en todos los procesos relacionados con la progresión en las Fuerzas Armadas. La temporalidad, la permanencia, la promoción, los ascensos, son ámbitos que han de vertebrarse con una farragosa normativa sujeta a cambios continuos originados muchas veces por sentencias de tribunales originadas por recursos presentados por militares que se encuentran una y otra vez con injusticias creadas por los desarrollos de estas normas.
Los IPEC y las evaluaciones son elementos sujetos a parámetros de opacidad, subjetividad y falta de seguridad jurídica, que lleva a que los procesos anteriormente mencionados sean totalmente faltos de igualdad y justicia.
Sin entrar en otros aspectos relacionados con la enseñanza (aunque cabe destacar el gran vacío existente en la formación de la Tropa y Marinería que son los únicos miembros de las Fuerzas Armadas que siguen sin contar con un sistema de titulaciones proporcionado por la enseñanza de formación convalidado con el sistema general de educación) cabe señalar que es necesario una gran revisión de la actual normativa de carrera que nos lleve a una nueva ley integral para todos los militares, que contemple un espacio de promoción lineal para todos los empleos, sin compartimentos estancos y con unos procesos de promoción y ascenso basados en el mérito, la capacidad y la experiencia, mediante unos sistemas totalmente objetivos y transparentes basados en el concurso oposición.
Una ley de carrera integral para todos los militares con revisión de los aspectos aquí mencionados es lo que estamos necesitando los militares, por una justicia profesional, por acabar con los actuales problemas y por conseguir unas Fuerzas Armadas más eficientes mediante un personal mejor preparado y con expectativas reales de futuro profesional.